
Las 10 Señales del Autismo en Mujeres Que Pueden Pasar Más Desapercibidas
AUTISMO EN MUJERES
12/1/20244 min read
Si has llegado hasta aquí, probablemente te estés preguntando si podrías estar en el espectro autista. Y déjame decirte algo: no estás sola. Para muchas mujeres, llegar a un diagnóstico de autismo en la adultez es como encontrar la última pieza de un rompecabezas que llevaban años intentando completar.
Lo cierto es que el autismo en mujeres se presenta de forma muy diferente al de los hombres, pero durante mucho tiempo, los estudios y los criterios diagnósticos se enfocaron solo en ellos. Así que no es raro que muchas de nosotras hayamos pasado años confundidas, etiquetadas de “raras”, “tímidas” o “exageradas”.
Hoy quiero hablarte de 10 señales del autismo en mujeres adultas que, por ser menos visibles o diferentes a las de los hombres, pueden pasar desapercibidas. Quizá te veas reflejada en alguna (o en varias), y eso podría ser el primer paso para comprenderte mejor.
1. Dificultad para entender y manejar las dinámicas sociales
Desde pequeñas, muchas mujeres autistas aprendemos a camuflarnos para encajar. Observamos, imitamos y nos esforzamos por entender lo que parece natural para otras personas. Sin embargo, esto puede resultar agotador.
¿Te cuesta interpretar el lenguaje no verbal, como gestos o expresiones faciales? ¿Te quedas pensando después de una conversación si dijiste algo inapropiado? Puede que te estés esforzando más de lo que piensas para “actuar” como se espera en sociedad.
2. Sensación constante de ser diferente
Tal vez siempre te has sentido un poco “fuera de lugar”, como si las demás personas tuvieran un manual de instrucciones que tú nunca recibiste. Esta sensación de no encajar es muy común en mujeres autistas, pero a menudo se interpreta como timidez, inseguridad o incluso ansiedad social.
3. Hiperfocalización en intereses específicos
¿Tienes pasiones intensas por temas que podrías explorar durante horas, días o semanas sin aburrirte? Quizá te obsesionas con detalles que otros consideran insignificantes. Estos intereses pueden ser cualquier cosa: desde la literatura, la moda, una serie de televisión, hasta datos históricos muy específicos.
La sociedad suele aceptar más este comportamiento en hombres, pero en nosotras a veces se ve como “obsesión” o “excentricidad”.
4. Agotamiento social
Las interacciones sociales pueden ser agotadoras, incluso si pareces desenvolverte bien en ellas. Muchas mujeres autistas necesitan largos periodos de descanso después de eventos sociales, porque estar “en modo social” consume mucha energía.
¿Te ha pasado que después de una reunión necesitas estar sola en silencio por horas? No eres perezosa ni antisocial; simplemente necesitas recargar tu energía.
5. Hipersensibilidad sensorial
Los ruidos fuertes, las luces brillantes, las etiquetas de la ropa o ciertos olores pueden ser abrumadores. Es posible que desde pequeña hayas sentido que el mundo es “demasiado”: demasiado ruidoso, demasiado brillante, demasiado rápido.
Y quizá, para evitar que te vean como exagerada, has aprendido a callar y soportarlo.
6. Dificultad para identificar y expresar emociones
¿Te cuesta identificar cómo te sientes o expresar tus emociones de forma clara? A veces, las mujeres autistas tenemos una conexión diferente con nuestras emociones. No es que no sintamos, sino que a veces cuesta poner en palabras lo que está pasando en nuestro interior.
Esto puede llevar a que otros piensen que somos frías o distantes, cuando en realidad estamos sintiendo mucho más de lo que mostramos.
7. Uso de máscaras sociales
Probablemente has desarrollado una especie de “máscara” para cada entorno social. Una para el trabajo, otra para tu familia, otra para tus amigas. Y aunque esto te ayuda a encajar, con el tiempo, llevar tantas máscaras puede ser agotador.
¿Alguna vez te has preguntado quién eres realmente cuando no estás actuando para los demás?
8. Dificultad para establecer límites
Decir “no” puede ser difícil, especialmente cuando quieres evitar conflictos o quedar bien. Muchas mujeres autistas luchamos por poner límites claros, y esto nos lleva a situaciones en las que nos sentimos explotadas o sobrecargadas emocionalmente.
Si te encuentras diciendo “sí” cuando querías decir “no”, podrías estar priorizando las expectativas externas sobre tus propias necesidades.
9. Alta sensibilidad emocional
Aunque a veces se nos perciba como “frías” por nuestra dificultad para expresar emociones, en realidad muchas mujeres autistas somos extremadamente sensibles a lo que sucede a nuestro alrededor.
Podemos captar pequeños cambios en el tono de voz, en la energía de una habitación o en el estado emocional de otra persona, aunque luego nos cueste procesarlo.
10. Sentimiento de alivio al descubrir el autismo
Y finalmente, una señal que muchas experimentamos: cuando llegas a entender que eres autista, algo hace clic. De repente, todo tiene sentido: tus dificultades, tus diferencias, tus formas únicas de ver el mundo.
Ese alivio y esa claridad son señales de que estás empezando a comprenderte mejor. Y aunque el diagnóstico no resuelva todo de inmediato, sí te da una herramienta poderosa para vivir con más autenticidad y menos autoexigencia.
Reflexión final
Si te has sentido identificada con alguna de estas señales, te invito a reflexionar:
¿Cómo has lidiado con estas experiencias hasta ahora?
¿Te has permitido explorar la posibilidad de que podrías estar en el espectro autista?
¿Qué podrías hacer para cuidarte mejor y respetar tus propias necesidades?
Recuerda que el autoconocimiento es el primer paso para una vida más plena y auténtica. Y, como siempre, aquí estamos para apoyarnos unas a otras. Si quieres compartir tu experiencia o simplemente buscar un espacio donde te sientas comprendida, ¡te invito a unirte a nuestra comunidad!
Únete a nuestro grupo: Mujeres con diagnóstico tardío o auto-diagnóstico de autismo y/o TDAH.
Porque juntas, aprendemos, crecemos y, sobre todo, nos acompañamos.